Jorge Ramírez Caficultura desde Costa Rica
Comunicaciones Técnicas de Café
Número 37 - Septiembre 2015
Ramirez Caficultura desde Costa Rica
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Evitar el crecimiento acelerado de la roya en condiciones
del efecto del fenómeno de El Niño
Variabilidad climática y situación de la roya
Las prácticas de manejo del cultivo en cuanto al control de la roya del cafeto, deben ser cada vez más eficientes y oportunas en la finca cafetalera, en función de que la variabilidad climática, en particular durante esta época de predominio del efecto del fenómeno de El Niño, resulta sumamente favorable para que se manifieste una mayor incidencia y severidad de la enfermedad, que ha causado más daño económico en la caficultura de muchos países en los últimos años que el ocurrido en varias décadas desde la aparición de la enfermedad en el Continente Americano.
La roya en la segunda etapa del periodo lluvioso
La disminución de las lluvias respecto al patrón normal que se presenta en el 2015, donde en el mes de junio llovió mucho menos de lo usual, así como el comportamiento actual de escasas lluvias; establecen condiciones muy propicias para el ataque de la roya. Además se ha visto en situaciones similares de años anteriores, una manifestación de alta incidencia de la enfermedad que se presenta hacia el final del periodo lluvioso y durante el inicio de la época seca.
El crecimiento acelerado que usualmente manifiesta la roya durante los meses de setiembre y octubre, actualmente con la influencia del fenómeno de El Niño (fase cálida y de reducción de las lluvias), puede ser todavía de más impacto para el cultivo, considerando los registros de precipitación correspondientes a la región de la vertiente del Pacífico de los últimos meses, los cuales indican una drástica disminución de la precipitación, condición que se espera vaya a continuar muy similar por lo que resta del presente año.
Esta situación resulta muy favorable para el desarrollo de la enfermedad, más aún con el aumento de la temperatura promedio que se ha presentado en este mismo periodo. Esto por cuanto la disminución inusual en la cantidad de las lluvias acompañada de un aumento en la temperatura, favorece la incidencia del hongo que en este caso utiliza el “agua libre” que permanece en las hojas, para germinar y producir rápidamente una mayor afectación al cafeto.
Roya escapa al control químico en la etapa final del ciclo
Cuando una estrategia de control químico tiene buenos resultados, se debe esperar un nivel de incidencia final en las hojas máximo de 10 a 20% y una defoliación máxima de 20 a 30%. En esas condiciones no ocurre mayor daño a la calidad de la cosecha, ni pérdidas significativas por motivo de la roya en cuanto a la preparación de la planta para el siguiente ciclo productivo.
Sin embargo, una situación que se ha presentado en los años de influencia del fenómeno de El Niño, es que la presencia activa de la roya se prolonga más tarde de lo esperado y los niveles finales de la enfermedad a pesar de haberse realizado control químico, se sitúan mucho más altos, ocurriendo entonces defoliaciones superiores al 50%, lo que resulta claramente perjudicial para la condición agronómica de los cafetos y para la productividad.
Control químico de la roya
Como complemento de las prácticas de manejo agronómico y cuando se trabaja con variedades susceptibles a la roya, se requiere llevar a cabo un programa anual de control químico de la enfermedad, el cual usualmente incluye la aplicación de fungicidas en dos épocas del año; la primera atomización se realiza iniciando el periodo lluvioso en el mes de junio y la segunda aplicación unos 60 días después.
Sin embargo, debido al efecto del fenómeno de El Niño, esta estrategia de control puede resultar insuficiente para evitar la defoliación severa de los cafetos en los últimos meses del año, y el impacto perjudicial de la caída anormal de las hojas para la calidad de la cosecha presente y la preparación de la siguiente, ya que la planta queda sin reservas.
Por eso es necesario limitar en todo lo posible el aumento en la severidad del ataque de la roya, realizando aplicaciones con fungicidas en las épocas más adecuadas. De lo contrario se hará presente el agotamiento prematuro de los cafetos, las necesidades de poda serán mayores y la preparación de la cosecha se verá fuertemente limitada con plantas muy debilitadas.
Ampliar el periodo de control
La roya puede escapar del control químico si las aplicaciones de fungicidas terminan relativamente temprano, especialmente cuando se realizan solamente dos atomizaciones por ciclo, ya que la segunda aplicación por lo general se realiza en agosto que es un momento bastante adecuado, pero que cuando concluye el rango de su mejor efecto de control, la roya aún mantiene un periodo infectivo final que llega a causar bastante daño al cultivo.
Por eso en condiciones del efecto del fenómeno de El Niño, los programas que contemplan tres aplicaciones de fungicidas como alternativa de manejo ante el factor climático tan favorable para la enfermedad, pueden resultar mucho más efectivos para impedir que la roya escape al control en un momento aún de bastante vulnerabilidad del cafeto.
Dos aplicaciones en los meses de junio y agosto respectivamente y una atomización adicional realizada en el mes de octubre, puede permitir llegar al final del ciclo con un porcentaje de hojas afectadas que no sea muy perjudicial para el cultivo.
Condición del equipo y técnicas de aplicación
Con la presencia de altos niveles de roya también han surgido cuestionamientos en relación con la eficacia de los fungicidas utilizados. Algunos de estos productos efectivamente son poco conocidos y no cuentan con soporte de pruebas técnicas que los respalde, no obstante, muchos otros si tienen un claro perfil de su modo de acción sobre el ciclo de vida del hongo y han sido consistentemente evaluados respecto a su eficacia para el control de la enfermedad.
Respecto a este segundo grupo de fungicidas bien evaluados, es necesario señalar que muchas de las situaciones ocurridas con la permanencia de altos niveles de roya a pesar de su aplicación, puede deberse a la ejecución de aspersiones en forma bastante deficiente, al uso de equipos en malas condiciones e inclusive a una mala decisión del momento para llevar a cabo las actividades de atomización; todo lo cual incide en una baja calidad de la atomización.
Situaciones prácticas muy obvias que se presentan a diario en las actividades de atomización en los cafetales y que limitan la eficiencia de control de la enfermedad, ocurren cuando los aplicadores pasan muy rápido con la aspersión por las hileras de los cafetos, lo que trae consigo que muchas partes de la planta no reciban producto o si lo hacen estas sean cantidades mínimas totalmente insuficientes para lograr el control deseado (cobertura deficiente).
Igualmente se estará en presencia de una mala cobertura, si luego de la aspersión se forman gotas muy grandes sobre las hojas, que se unen unas con otras y que escurren por la superficie de la hoja hasta caer al suelo.
La buena cobertura se logra con ayuda de equipo de aspersión que se encuentre en excelentes condiciones, con el uso del tipo de boquillas correcta para formar pequeñas gotas que puedan llevar consigo el ingrediente activo del fungicida. La mejor cobertura se alcanza depositando una cantidad apropiada del caldo fungicida en gotas con tamaño conveniente que permita la mayor persistencia o absorción del ingrediente activo por los tejidos de la hoja.
El otro factor que influye en la eficiencia de la aplicación, es la condición ambiental imperante durante el tiempo de la aspersión. El viento limita que las gotas se depositen sobre las hojas de forma uniforme, mientras que la temperatura elevada causa una evaporación rápida de la gota que reduce la absorción del fungicida, principalmente en las hojas de la parte superior de la planta. Además la lluvia luego de la aplicación, puede afectar la permanencia o la penetración del ingrediente activo, al provocar lavado rápido del producto en la hoja.
Para reducir este tipo de riesgo, se recomienda realizar la aspersión en días poco ventosos en las horas de la mañana de menos radiación solar y luego que una gran proporción de hojas se han secado, esto con el fin de que el producto pueda adherirse y penetrar un par de horas al menos antes de la lluvia. Además de estas consideraciones y con el fin de favorecer una permanencia adecuada del producto en las hojas, se recomienda el uso de surfactantes o aceites agrícolas.
Los productores con el apoyo y la guía de los técnicos en el cultivo, deben ser mucho más eficientes y cuidadosos en las previsiones a tomar en cuenta para llevar a cabo las aspersiones y dar un seguimiento constante a la calidad de las aplicaciones que se realizan en los cafetales. La situación presente y futura de una alta incidencia de roya esperada, compromete el uso de todas las buenas prácticas de manejo, para poder salir adelante en el combate de esta enfermedad.
Su guía para conocer sobre caficultura.