Comunicaciones Técnicas de Café

Número 122 - Octubre 2020

Ramírez Caficultura desde Costa Rica

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Cafetales con mucho follaje y poca cosecha: un problema de baja  productividad que los caficultores todavía no logran resolver

Ing. Jorge Ramírez Rojas
Consultor Experto en Café

Problema que limita la expresión productiva de los cafetos

Esta es una situación común en plantaciones de café en diferentes regiones y es provocada por los desajustes fisiológicos inducidos por factores de manejo del cultivo en determinados ambientes en cuanto a diferenciación vegetativa (producción de follaje) y diferenciación reproductiva (preparación de cosecha), donde se establece una relación más favorable al crecimiento vegetativo en detrimento de la producción.

Este problema se presenta cuando no se interpreta bien la relación que existe entre los factores climáticos y las técnicas de manejo que más conviene utilizar, lo que conduce al establecimiento de sistemas de cultivo que no favorecen la expresión del potencial productivo de los cafetos.

¿Por qué el desajuste en la relación follaje / cosecha?

En la parte de la rama del crecimiento de tejido nuevo durante los últimos meses del año se lleva a cabo la diferenciación de las yemas que se encuentran en los nudos donde un cierto número de estas yemas van a constituir los crecimientos secundarios del nuevo follaje y otra cantidad será la cosecha del año siguiente.

Si bien son diversos los factores que participan en esta etapa trascendental para la producción comercial del cultivo (preparación de cosecha del año siguiente), son los aspectos de manejo de la sombra y las densidades de siembra de la plantación, los que resultan determinantes en el balance entre diferenciación vegetativa y reproductiva en los nuevos tejidos.

El conocimiento de esta situación y la implementación de los ajustes necesarios al manejo de la plantación con miras a solucionar el problema de los desbalances fisiológicos que conducen a la producción de mucho follaje y poca cosecha, están también muy influenciados por las condiciones ecológicas donde se desarrolla el cultivo.

Asimismo, decisiones caprichosas de los finqueros que prefieren mostrar plantaciones con un paisaje dominado por el excesivo follaje (muy agradable a la vista), pero poco productivas, tiende a confundir a los visitantes menos observadores cuando este tipo de plantaciones son también utilizadas con fines demostrativas del manejo de fincas que se presume son muy exitosas.

1. Exceso de sombra

Las ventajas del uso de sombra en caficultura están dadas en función de la generación de condiciones más favorables en el microclima de la plantación, ya que permite la reducción de la temperatura promedio que se mantiene más alta en la noche y más baja en el día, favorece una disminución de la temperatura en la capa superficial del suelo, reduce el lavado y pérdida de nutrientes y brinda aporte de materia orgánica al suelo, favorece una producción más estable y sostenible en el tiempo.

Sin embargo, el uso excesivo de sombra en los cafetales más allá de una proporción razonable para mantener una buena productividad hace que, el sombrío comience a generar un claro efecto de competencia que limita el potencial productivo de los cafetos básicamente por reducción en la disponibilidad de radiación solar y por ende en la eficiencia fotosintética y la producción de asimilados.

Ajustes al manejo de la sombra

Es fundamental considerar las condiciones ecológicas de la zona para determinar la cantidad de árboles que se puedan manejar en la plantación. En condiciones óptimas para el cultivo se puede mantener una proporción de sombrío que no sobrepase un 35-40%.

Sin embargo, cuando se trabaja en ambientes con limitaciones climáticas para el cultivo en aspectos como alta precipitación y nubosidad frecuente, los niveles de sombrío deben ir disminuyendo hasta llegar a un mínimo o prácticamente trabajar a plena exposición solar.

Para adecuar el efecto de sombrío de los árboles en la plantación, conviene llevar a cabo un manejo de regulación de la sombra o establecer sistemas con especies de árboles de porte alto a muy bajas densidades combinados con árboles y arbustos de porte más bajo que en conjunto permitan formar un dosel multiestrato que garantice una buena entrada de luminosidad a la plantación.

2. Altas densidades de siembra

El uso de muy altas densidades de siembra en zonas de alta pluviosidad y firmamento oscuro genera una condición de ambiente cerrado de follaje dentro de los lotes que se comienza a evidenciar desde los primeros años productivos, donde los cafetos presentan un intenso cruce de ramas (bandolas) en los espacios entre hileras que limita la preparación de cosecha en los tercios medio e inferior de los cafetos en función de la escasa disponibilidad de radiación solar disponible esas partes.

El reflejo más claro de este problema se presenta cuando después de pocas cosechas los lotes ya muy cerrados de follaje, comienzan a manifestar necesidades de podas muy tempranas, situación que se repite a los pocos años de realizada esta práctica.

Esto resta años productivos a la plantación y vida útil a los cafetos al tener que realizarse podas prematuras y los cafetos al tener que restituir tejido nuevo más frecuentemente debido a la necesidad de manejar ciclos cortos de podas.

Ajustes al manejo de las distancias de siembra

De nuevo los factores climáticos de precipitación y nubosidad (también variedad y nivel tecnológico utilizado) deben ser considerados primordialmente para definir las densidades de siembra que más conviene manejar para alcanzar el balance adecuado entre tejido vegetativo y tejido reproductivo. La densidad de siembra va a estar determinada por las distancias entre hileras y entre plantas que se utilizan.

En condiciones óptimas para el cultivo el diseño de siembra de 2,0 m entre hileras y 1,0 m entre plantas establece un sistema bastante adecuado para la alta productividad. En zonas con alta pluviosidad, nubosidad frecuente y terrenos de ladera que limitan la disponibilidad de radiación solar, conviene variar la distribución de siembra a 2,50 m x 0,80 m (plantas formadas a un eje ortotrópico desde el vivero). En ambos casos se logra mantener una densidad de siembra muy conveniente de 5000 plantas por hectárea.