Es posible que este dato sorprenda a más de uno, sin embargo, aunque parezca increíble, es cierto, la cosecha de café 2021/2022 recién finalizada en Costa Rica solamente alcanzó alrededor de 1.674.000 fanegas (equivalente en quintales café oro). Esto significa de acuerdo con el registro histórico de cosechas del ICAFE que estamos en presencia de la producción más baja desde la cosecha 1970/1971 que fue de 1.559.988 fanegas.

 Ante esta realidad hay que aceptar sin ambages que la caída de la producción de café en Costa Rica ha bajado a niveles impensados en los últimos años, siendo algunas de las razones para la disminución de la producción: los bajos precios del café que desestimulan al productor, el cambio de uso de la tierra en el Valle Central que ha provocado la desaparición de muchos cafetales en esta zona, y más recientemente los problemas del cultivo asociados al impacto del cambio climático.

 Sin embargo, es la falta de renovación de cafetales viejos y agotados en áreas importantes de las principales zonas de cultivo, la razón principal por la que el sector cafetalero se encuentra actualmente sumido en una severa crisis en lo concerniente a la producción nacional.

 En ausencia de un programa nacional de renovación de cafetales que interese y motive a los productores, año con año el parque cafetalero acumula más áreas de café envejecido y poco productivo, siendo únicamente los mismos productores y cuando su situación se los permite, los que asumen directamente el costo financiero de llevar a cabo algún tipo de renovación, por lo general insuficiente para cubrir la necesidad real de cambio de plantas que están requiriendo los cafetales.

Escasa cosecha en tiempos de buenos precios del café

 Esta situación es realmente lamentable y paradójica para los caficultores y el país si se toma en cuenta que los precios del café se han mantenido altos durante los últimos meses pero que, desafortunadamente con una muy baja cosecha, la producción solamente alcanza para obtener ganancias muy limitadas.

 Así las cosas y considerando la marcada disminución de las cosechas que se venían dando desde años anteriores, la meta establecida por el sector cafetalero había sido alcanzar para los primeros años de los 2020, una producción sostenida de 2,5 millones de fanegas (equivalente en quintales de café oro).

 Por lo tanto, si esta producción o alguna cantidad similar se hubiera alcanzado tal como ha sido anunciado en repetidas ocasiones por parte de los jerarcas desde varios años atrás, el país y el sector cafetalero estarían ahora disfrutando de los buenos precios a partir de una producción muy superior a los 1,67 millones de fanegas que es a la que apenas se ha podido llegar este año.

¿Qué habría pasado con una producción actual de 2,5 millones de fanegas?

 Al no haberse alcanzado la producción de 2,5 millones de fanegas o por lo menos una producción bastante superior al escaso 1,67 millones de fanegas del presente, lamentablemente se ha perdido la gran oportunidad de aprovechar un año de importante bonanza económica por los buenos precios del café, cosa que hubiera ocurrido con la mayor producción que supuestamente se tenía previsto recolectar para estos años.

 Siguiendo con el ejercicio de este supuesto, con el precio de venta promedio actual que, de acuerdo con el ICAFE, ronda los US$250 por saco de 46 kg y, considerando un 85% de venta como café de exportación de los 826.000 sacos que faltaron para alcanzar 2,5 millones de sacos o cantidad similar, esto significa que para la cosecha 2021/2022 recién finalizada, el país estará dejando de percibir ingresos adicionales hasta por un monto de US$175 525 000.

 Con este panorama y en vista de que, el mensaje reiterado por parte de la representación del sector cuando se trata el tema de la situación de la producción de café en Costa Rica es siempre de una “gran ilusión y esperanza” porque la cosecha vaya a ser mejor; entonces más bien frente a la realidad lo que cabe es preguntarse: ¿y la autocrítica, para cuándo?